Parece que nuestros gobernantes se han olvidado de la letra “T” del RETA, ya que no es justo que tengamos menos derechos que los trabajadores por cuenta ajena (bajas médicas, desempleo, jubilación…). La inmensa mayoría somos simples autoempleados o dueños de pequeños negocios, trabajamos más horas y más duro que cualquier empleado, y generamos valor para la sociedad. Debemos estar protegidos, como mínimo, como cualquier empleado.

Soportamos excesivas cargas fiscales, y algunas incluso independientemente de nuestros ingresos; no es lógico tener que pagar el RETA cuando los beneficios ni siquiera dan para tener una renta mínima equivalente a la de un empleado; no es lógica la excesiva limitación de gastos fiscalmente deducibles; no se puede permitir que en la “Ley de Segunda Oportunidad” no se perdonan las deudas con Hacienda o Seguridad Social. Sabemos que hemos de pagar impuestos, pero necesitamos un marco fiscal que sea justo.

Tanto para montar un nuevo negocio como para la gestión de los mismos, siempre se ha mirado con desconfianza al Autónomo, imponiendo muchos trámites burocráticos que no favorecen el Emprendimiento ni el desarrollo de negocios. Queremos adoptar el tratamiento de otros países donde se confía en la buena fe del Autónomo y basta una declaración jurada para poder iniciar una actividad empresarial o profesional… que posteriormente será revisada por la Administración.

De la misma forma que los empleados pueden acceder gratuitamente a una formación bonificada que les permite ampliar conocimientos o actualizarlos, los Autónomos también deberían tener acceso a ella de forma gratuita para potenciar la competitividad de sus negocios.

El protagonismo de la sociedad debe estar en manos de los ciudadanos y no de las instituciones. Es por ello que se debe impulsar la Iniciativa Privada, tanto de tipo mercantil, como en otros ámbitos, como la cultura, el deporte, la solidaridad…

Desde las aulas se debe poner en valor la figura de quienes han aportado valor desde el ámbito empresarial, de la misma forma que se hace con los artistas, científicos o políticos. Creemos que la sociedad debe tener un concepto positivo del Autónomo, del Emprendedor y del Empresario.

Quien decide autoemplearse está renunciando a un sueldo por cuenta ajena, invierte sus ahorros, se endeuda con financiación externa, ha de abrirse hueco entre la competencia, debe esforzarse por captar clientes y mantenerlos, dedica miles de horas y de esfuerzo… Desde la Administración se les debería poner una alfombra de plata para facilitarles todo lo posible la puesta en marcha de sus iniciativas, que ya bastantes obstáculos hay en el camino.

La Administración y las entidades públicas deberían estar gestionadas por profesionales, que apliquen criterios profesionales totalmente alejados de influencias ideológicas.

El dinero público es de todos y por ello debería gestionarse con eficiencia, eliminando gastos superfluos y priorizando aquellas inversiones que mayor valor aporten al desarrollo socioeconómico; así mismo, se debe evaluar el desempeño de los trabajadores de la función pública, de modo que se evite y se castigue la ineficiencia, a la vez que se premie la excelencia.

Se debe preservar la independencia del Poder Judicial, a la vez que se faciliten los medios necesarios para que la Administración de Justicia sea más ágil y eficaz. Así mismo, en muchas ocasiones parece que la Justicia beneficia a los infractores y delincuentes en lugar de proteger a la gente de bien, que en muchas ocasiones se ve desamparada con el actual Sistema Jurídico y Judicial.